La inversión socialmente responsable, para todos los públicos
Si en algún momento has oído hablar de la Inversión Socialmente Responsable
(I.S.R.) y has pensado que quizá sean términos un tanto distantes, enhorabuena,
no eres tan raro. Formas parte de un amplio grupo de personas a los que este
concepto les resulta una cuestión exclusiva de grandes fondos internacionales o
firmas de inversión con carteras diversificadas por todo el mundo. Pero
nada más lejos de la realidad, la Inversión Socialmente Responsable (I.S.R.) es
para todos los públicos.
¿Qué es la inversión socialmente responsable? Pues es aquella que combina
los objetivos financieros con una serie de criterios que se podrían resumir en:
- · Criterios sociales: Se centran en el respeto a los Derechos Laborales en toda la cadena de suministro y a los Derechos Humanos, así como en el comportamiento con clientes y empleados. Puede incluir otros temas como los de diversidad o los derechos de los animales entre otros.
- · Criterios ambientales: se centra en la política medioambiental que lleva acabo la compañía objeto de inversión, así como los sistemas de gestión externos e internos y los indicadores para medición de, emisiones, residuos sólidos, agua, cambio climático, etc.
- · Criterios de gobierno corporativo: principios de buen gobierno, cuota femenina en el equipo directivo, cumplimiento de códigos éticos, garantías organizativas de que la dirección tomará sus decisiones basándose siempre en el beneficio de la compañía y no en el suyo propio.
Esta combinación de criterios éticos en
el mundo financiero, podría parecer algo muy novedoso y excesivamente
profesionalizado. Pero si echamos un vistazo con detenimiento a la historia,
nos daremos cuenta de que se
trata de un concepto que siempre ha estado ahí.
Tanto en diferentes épocas como
en diferentes culturas.
Y los ejemplos se suceden.
Hace ya miles de años que la ley judía establecía que un judío no podía
hacer negocios que violaran códigos éticos, morales o religiosos. También en el
siglo XVIII, los metodistas o los cuáqueros se negaron a invertir en negocios
relacionados con la esclavitud, el tabaco o el alcohol. En los años 60,
el rechazo a la guerra de Vietnam y el movimiento pro-derechos civiles en
Estados Unidos permitió la creación del fondo Pax World en Estados Unidos en
1977, y en los 80, el apartheid sudafricano posibilitó la creación del
Stewardship Pension Fund en el Reino Unido, en 1984.
Todos estos casos y otros muchos son ejemplos de coherencia vital. Al final
se ha tratado y se trata de dirigir tus inversiones conforme a tus creencias
vitales y éticas. Estar seguro de que como inversionista, no estarás
financiando con tu dinero a empresas que no respeten los derechos humanos
y laborales, así como su entorno. Las inversiones socialmente responsables son
una decisión racional en todos los sentidos: no solo se alcanza rentabilidad y
se maximizan beneficios, sino que a su vez se promueve un mundo más justo y
saludable.
Pero cuando hablamos de beneficios es
cuando comienzan a aparecer las dudas. Posiblemente, cuando se tiene que elegir
un fondo de inversiones socialmente responsable comiencen a surgir muchas cuestiones
por resolver sobre la ética de las empresas en las que se invierte o incluso
sobre la ética de las propias entidades gestoras de los fondos.
No conviene desanimarse por la barrera técnica y el argot del que se sirve
muchas veces el mundo financiero para justificar su erudición. Existen multitud
de herramientas, normativas y estrategias de inversión que permiten la máxima
transparencia para adaptar las creencias a la actuación.
Resulta especialmente destacado el caso del fondo de pensiones del Gobierno
Noruego. Durante muchos años, el Ministerio de Finanzas Noruego, el Consejo de
Ética y el Fondo mismo han sido transparentes en su proceso de selección, las
expectativas de las empresas y la justificación de sus decisiones. Esta calidad
en el proceso y la transparencia han permitido que otros inversores imiten su
actuación, pues si estos son transparentes, no solo los beneficiarios estarán
mejor informados, sino que otros inversores pueden inspirarse en sus buenas
prácticas.
Poco a
poco los inversores de todo el mundo van tomando conciencia.
Y los números
así lo reflejan. Según cifras de Nasdaq, en España el porcentaje de
inversiones socialmente responsable alcanzaba a mediados de este año el 13,7%
del total, algo por encima del 10,8% de todo el continente europeo, mientras
que en el sector del retail esta cifra se sitúa en el 10%.
En definitiva, ganar dinero con las inversiones importa, y mucho, pero
hacerlo contribuyendo al desarrollo de los Derechos Humanos, la protección del
medio ambiente y la superación de las desigualdades es una opción demasiado
importante para dejarla sólo en manos de grandes inversores e instituciones
financieras.
Sí. La Inversión Socialmente Responsable (I.S.R.) es para todos los
públicos.
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